Si algo caracteriza a los humanos es la gran dosis de irracionalidad que persiste en nuestro, supuesto, cerebro racional. Basta con detenernos a meditar en nuestras actuaciones cotidianas, para percibir, claramente, la certidumbre del argumento. ¿Por qué tenemos hijos? ¿Por qué nos atamos sine die a una persona, con el claro convencimiento, racional, de que el tiempo, ese asesino implacable, acabará con casi todo lo que ahora nos emociona del otro? ¿Por qué vivimos de espaldas a nuestra verdadera visión de la vida? ¿Por qué no nos conformamos con lo que tenemos y queremos cada día más?, en la mayoría de los casos basados en cuestiones superfluas, ¿Por qué escribimos? ¿Por qué bebemos? ¿Por qué amamos? ¿Por qué pintamos?... Somos los reyes del ¿por qué?, algunos de ellos tienen explicación en la soledad, otros en la perpetuación, otros en el protagonismo y en destacar sobre el resto y otros simplemente para respirar, ya que ?respirar x respirar? no es otra cosa que vivir. Y nuestra vida es algo más, algo único, que sólo se presenta una vez en la vida. A pesar de ello seguimos actuando guiados por la inercia; por lo que se hace necesario adoptar estas irracionalidades, como un complemento de nuestro comportamiento racional, con la misma naturalidad que el resto de nuestras actuaciones racionales. En esta reflexión se inscribe la presente exposición, cuyo título ha sido absolutamente desaconsejado, a la vez que apoyado sin reservas por los mecenas emocionales del mismo, Olga la mujer de mi vida que incomprensiblemente me acompaña y respalda todos mis absurdos proyectos; Ana mi más reciente amiga, así como mi amigo Luiggi y el ausente, por desaparecido voluntariamente, Eduardo. Pero tenía que llamarse así, PINTAR X PINTAR, expresión que habla por sí sola, y que coloca mi pintura en su lugar; en contraposición de la pintura con letras mayúsculas, es el caso del Primer Renacimiento Italiano, del que me considero buen conocedor y admirador, y en el que figuras como Uccello , Masaccio o Fra Angélico, revolucionaron el mundo de la pintura. En mi caso, más modesto, me aproximo a lo que denominan los entendidos, Expresionismo abstracto , es decir, el cuadro es el que manda, no el autor. Así como, en el complejísimo mundo de los fractales, mundo apenas descubierto, pero que de manera misteriosa, en un presente en el que ya quedan pocos misterios, gobierna todas las estructuras que componen este revuelto planeta. Así la pintura y el lienzo mandan y aunque en algunas tablas, como en Muerte del Filosofo, Trapos Sucios, Sólo unas cartas de amor, El Color de la Música o Mundos, ha primado más el pintor, que los elementos a su disposición, el resto son una búsqueda de las formas que se encuentran en todas las estructuras de la naturaleza y del que en este caso, el pintor es un mero instrumento. Por último en cuanto a la calidad artística, dentro de la honradez que siempre busco me caracterice, es relativa y subjetiva, estribará únicamente en el gusto del espectador, sus estructuras mentales y en si causará más placer, que dolor de cabeza, tenerlo que mirar día tras día. Y aunque se suele decir que sobre gustos no hay nada escrito, falsedad absoluta, baste con ir a cualquier librería y recorrer los estantes de libros de Arte, que no dejan de ser una relación de los gustos humanos a lo largo de la historia; el gusto personal de cada uno le hará percibir algo interesante en estos lienzos o un simple borrón, eso sí muy elaborado.